Copenhague, la capital de Dinamarca, es una ciudad que se distingue por su encanto único, sus canales pintorescos y su rica historia. Mi viaje a esta ciudad europea me dejó maravillado con su belleza arquitectónica, su ambiente acogedor y su cultura vibrante.
Acompáñenme en este recorrido mientras comparto mis experiencias explorando los rincones más destacados de Copenhague.
Mi primera impresión al llegar a Copenhague fue la sensación de estar sumergido en un cuento de hadas moderno. Las coloridas fachadas de los edificios históricos, las bicicletas que se deslizaban por las calles adoquinadas y los canales serpenteantes crearon una escena digna de un sueño.
Decidí comenzar mi exploración por el corazón de la ciudad, el pintoresco distrito de Nyhavn. Caminando a lo largo del canal, me deleité con las vistas de los barcos de madera y las casas de colores brillantes que bordeaban las orillas.
Una de las experiencias más memorables durante mi estadía en Copenhague fue visitar el famoso parque de atracciones Tivoli Gardens. Este icónico parque, que data de 1843, es un oasis de diversión y entretenimiento en medio de la ciudad.
Desde montañas rusas emocionantes hasta jardines exuberantes y espectáculos en vivo, Tivoli Gardens tiene algo para todos los gustos. Disfruté de un emocionante paseo en la montaña rusa y luego me relajé en los hermosos jardines mientras disfrutaba de un helado danés.
Otro punto destacado de mi visita fue explorar el barrio de Christianshavn, conocido por su ambiente bohemio y su arquitectura única. Me aventuré por las calles empedradas y descubrí encantadoras cafeterías, tiendas de diseño y galerías de arte.
También tuve la oportunidad de visitar Freetown Christiania, una comunidad autónoma establecida en la década de 1970, donde pude experimentar un estilo de vida alternativo y admirar el arte callejero colorido y expresivo.
No podría hablar de mi viaje a Copenhague sin mencionar la deliciosa gastronomía que probé durante mi estancia. Desde los clásicos daneses como smørrebrød (sándwiches abiertos) y frikadeller (albóndigas danesas) hasta los platos internacionales innovadores, cada comida fue un festín para mis sentidos.
Disfruté de cenas tranquilas en acogedores restaurantes locales y también exploré los bulliciosos mercados de alimentos, donde probé delicias locales como el herring ahumado y los pasteles de canela recién horneados.
Mi tiempo en Copenhague llegó a su fin, pero los recuerdos de esta encantadora ciudad perdurarán para siempre en mi corazón. Desde sus impresionantes paisajes urbanos hasta su rica cultura y su gente amable y acogedora, Copenhague es verdaderamente una ciudad que merece ser explorada una y otra vez.
Si alguna vez tienen la oportunidad de visitar esta joya escandinava, no lo duden ni un segundo. Estoy seguro de que les dejará tan cautivados como a mí.
Enrique Kogan
